Por qué prohibimos WhatsApp

La tecnología y los servicios de software generalmente nos han permitido hacer más con menos. Es casi un camino constante de progreso, excepto cuando la empresa detrás de esos servicios tiene motivos ocultos. Descubra por qué prohibimos WhatsApp para nuestro equipo de gestión.

Probablemente hayas escuchado el argumento antes: si no pagas por el producto, el producto eres tú. Sus datos se almacenan, analizan y venden de diferentes formas a diferentes pretendientes.

Sin embargo, a la mayoría de la gente no le importa esto. Responderían a esa noción con "¿Y qué?". A veces el argumento de la indiferencia es "no tengo nada que ocultar". Como si la probabilidad o el grado de vergüenza personal dictaran cómo te sientes acerca de los principios del producto.

Esto es comparable a comprar abrigos hechos de pieles de animales y decir "No conozco a ninguno de estos animales". El hecho de que no haya un vínculo de asesinato entre usted y estos animales no hace que la elección sea moralmente correcta.

De manera similar, el hecho de que a usted no le importe la privacidad no significa que deba alentar la expansión o el crecimiento de una empresa tóxica que le muestra repetidamente sus planes para explotar datos con fines comerciales oscuros, y podría simplemente llevarlos a su otros servicios.

Otro argumento, a menudo empleado para respaldar el uso continuado de Facebook, WhatsApp o Instagram (también conocido como el nuevo Axis of Evil) es que "es fácil de usar" o "es gratis y todos lo tienen". Puedes ver como el listón está muy bajo.

El hecho de que algo sea fácil o rápido de difundir no significa que sea bueno para nosotros. El problema de aumentar el gráfico social de Facebook es que los alentamos a lucrar con los datos de las personas.

Y Facebook, como empresa, no ha mostrado ningún sentimiento de vergüenza al usar estos servicios para ayudar a los gobiernos con agendas oscuras en su intento de influir en los resultados de las elecciones , como hemos visto con la difusión de noticias falsas y "hechos alternativos".

Lo que es peor, es que vemos un historial claro de esta empresa para tratar de eludir la Web, para convertirse en la forma en que la gente hace cualquier cosa en línea. Los usuarios parecen olvidar que muchas de estas funciones ya las proporciona la web y los dispositivos que poseen. Y se hace de manera mucho más eficiente, con mejores controles para la gestión de identidades y la privacidad.

Tal vez el problema principal que vemos con el modelo de pensamiento de los usuarios de WhatsApp es el de desechar su pensamiento a su red directa de apoyo. Esta noción de que es mejor preguntarle a alguien que conoces, en lugar de usar el poder de la Web para investigar en una plétora de fuentes, es imperdonable en la era del conocimiento.

Además, cuando ves las iniciativas que toma Facebook para los países emergentes , donde el acceso a Internet es acceso a Facebook, y la empresa se posiciona por encima de la Web, alimentar su gráfico social se vuelve innegablemente reprobable.

Entonces, la decisión que tomamos este año, después de los últimos escándalos de Facebook, es pedirles a todos los miembros de nuestro equipo directivo que dejen de usar WhatsApp para cualquier tarea relacionada con el trabajo. No tomamos esta decisión a la ligera, no estamos tratando de ser caprichosos al respecto: creemos que es estratégicamente importante.

La razón principal, por supuesto, es que WhatsApp no ​​es una herramienta de colaboración laboral. Es simplemente un mecanismo de captura de datos para una red de publicidad que se ejecuta en las conexiones sociales de las personas.

Esto tiene un impacto más profundo para los miembros de nuestro equipo que residen en Argentina, ya que WhatsApp ha tenido un éxito tremendo en América Latina, principalmente debido a la incompetencia de los operadores telefónicos (¿o al lento desarrollo del mercado y la infraestructura deficiente?) que aún cobran cantidades sustanciales de dinero por servicios básicos. cosas como enviar imágenes y archivos de audio a través de mensajes de texto.

En lugares como Argentina, la gente tiende a caminar por las calles sosteniendo sus teléfonos boca abajo, hablando en voz alta en sus micrófonos, ya que principalmente se envían mensajes de voz entre ellos en WhatsApp. Esto reemplaza el correo electrónico para ellos, pero también actúa como una forma de reemplazo de llamadas telefónicas.

Esto es pegajoso y común para ellos porque da la ilusión de trabajo, el desbordamiento de la gesticulación y el volumen de una llamada telefónica, muy intrusivo como para resaltar la importancia y la urgencia de todo lo que se dice. Cuando la mayor parte del trabajo a nivel mundial se vuelve cada vez más analítico, este tipo de comunicación no tiene mucho sentido.

Pero es tan frecuente que muchas veces, si tiene que tratar con una empresa desde allí, su representante le pedirá un detalle o un archivo para compartir a través de WhatsApp. A menudo vendrá con muchos comentarios innecesarios en un mensaje de voz diseñado para especular sobre la tarea, en lugar de facilitar su finalización.

En vista de la comodidad que los usuarios de WhatsApp encuentran en esto, es difícil para nosotros imponer la noción de que este servicio de explotación masiva no debe contener ninguna información laboral relevante. Pero lo intentamos.

Decidimos intentarlo porque creemos que comienza con esto. Con resaltar la diferencia y brindar una alternativa.

Lo sentimos si sonamos demasiado negativos sobre esto, pero realmente creemos que es importante.

Actualmente trabajamos con cuidados procesos que facilitan la información, diseñados para la acción, no para la especulación. Proporcionar solo información anecdótica sería una conjetura. No queremos trabajar de esa manera, incluso si es gratis, es demasiado caro para nosotros.

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